La Historia de Nyano Angalo

La Història de Nyano Angalo

En octubre de 2022, en la zona rural de Gorkha, Nepal, un niño de 6 años llamado Pawan Chepang contrajo meningitis tuberculosa, desarrollando hidrocefalia. Su familia, enfrentando enormes desafíos económicos y logísticos, luchaba por su tratamiento en el único hospital pediátrico público del país, en Katmandú.

La situación de Pawan llegó a oídos de una de las futuras fundadoras de Nyano Angalo Anjila Thapa, quien, junto con su socia Gina Shakya, comenzó a recaudar fondos para ayudar a la familia de Pawan. Al involucrarse, se dieron cuenta de la alarmante escasez de recursos pediátricos en Nepal.

Impulsadas por este caso, decidieron fundar Nyano Angalo, una organización sin ánimo de lucro dedicada a brindar apoyo y equidad de acceso a la salud a niños y niñas de zonas rurales de Nepal. Así nació Nyano Angalo, con la misión de brindar la oportunidad de tener acceso al único hospital público pediátrico y reducir las desigualdades en salud que atraviesa el país.

El nombre de Nyano Angalo significa abrazo cálido en Nepalí, hace referencia a la sensación de achuchón y amor que se sienten con los abrazos de personas que nos quieren.

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LA RAZON POR LA QUE EXISTIMOS

Porque el mundo es duro y cruel y eso es inevitable, pero en colectivos vulnerables se requiere de apoyo y desgraciadamente tienden a ser los más invisibles. Si es difícil tener un niño enfermo con una enfermedad grave en un país desarrollado con acceso a sanidad publica. Imaginaos vivir esta situación en la piel de una familia aislada, geográficamente y muchas veces socialmente por etnicidad. I tener que entender que tu hijo se morirá por haber nacido en un lugar aislado. Puede ser de los retos más duros en la vida de una familia. Nyano Angalo, no promete supervivencia a nadie, la vida es como es y hay que hacerla bonita mientras está. Lo que pretendemos es acercar la posibilidad de tener la oportunidad de ser tratado, de intentarlo y ser acompañado. Pretendemos generar comunidad y acompañamiento en realidades duras al niño y a sus familias, para que el proceso se viva lo más amoroso posible, y sin importar el desenlace reducir el sentimiento de condena.